miércoles, 27 de noviembre de 2013

Carlitos way

Al Pacino es quien da vida a Carlito Brigante que vuelve a las órdenes de Brian De Palma (Director) diez años después de la un tanto envejecida (‘Scarface’, 1983), podía dar vida a este puertorriqueño compasivo aunque furibundo, una leyenda de su barrio, antiguo narcotraficante que dio con sus huesos en la cárcel, de la que sale gracias a su abogado David Kleinfeld (Sean Penn, en una caracterización sorprendente y salvaje) mucho antes de lo previsto. Pero sale, según sus propias palabras, rehabilitado y listo para llevar una vida normal. Con Carlito Brigante incapaz de reconocer su antiguo barrio, paseando por él como un pistolero entrado en años, siempre en guardia ante los jóvenes desconocidos y protector con los que son familia o amigos. Por eso el dolor ante el repentino asesinato de su primo, que él intenta evitar con sus reflejos de narco curtido en mil batallas, es el dolor por su propia juventud perdida, por los años que no pasan en balde, y por el pasado irrecuperable, malgastado en tiroteos con codiciosos vendedores de droga capaces de vender a su madre por un buena mota.

Escape a Paraíso

El comienzo de la película es su final, y su conclusión es el arranque. Ya sabemos, desde el minuto uno, que Carlito Brigante sólo tiene un sueño, un anhelo: largarse de allí y no volver jamás. Irse a una isla a vender coches usados. Ese paraíso, esa utopía (que tampoco es tanto pedir), representa su objetivo, y corre hacia ese objetivo con todas sus fuerzas, desde que sale de los juzgados. El problema es que todos los que le rodean, supuestos amigos y supuestos socios, se lo pondrán tan increíblemente difícil que se verá forzado a regresar a sus antiguos hábitos nada más que para sobrevivir. La excepcional secuencia en la que le tienden una trampa a su primo, y en la que se ve obligado a matar de nuevo (un verdadero prodigio de montaje, de ingenio y de suspense) ya nos avisa de que por muy sencillo que pueda ser su sueño, no le va a resultar nada fácil esquivar la cárcel o la muerte y alcanzarlo. Es el precio a pagar.

 Mi opinión es que la película nos hace reflexionar sobre lo que verdad queremos en la vida mas allá de los errores que  hayamos cometido en el pasado pero que infortunadamente al protagonista de este le pasa cuenta de cobro, es una película que invita a la lealtad porque no hay que olvidar finalmente que David el abogado vende a Carlito con el fiscal del distrito para que le volvieran a encarcelar cosa que no estaba haciendo y al final cuando la mafia le persigue a David , Carlito le deja un recuerdo de lo que es esa palabra, lealtad dejandole sin balas para defenderse en el hospital. Inspiradora también en el sentido de que el hombre también lucha por su amor y trata de hacer lo imposible para hacer de la vida de ella y de su futuro hijo un paraíso.

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