miércoles, 27 de noviembre de 2013

Museo

El museo del oro es una exposición de piezas de la época precolombina mayoritariamente de oro pero también algunas de plata por el banco de la república. Es una institución abierta al público cuya finalidad es la adquisición, conservación y exposición de piezas de orfebrería y alfarería del periodo tribal de culturas asentadas en el territorio de la actual Colombia. Está ubicado en la esquina de la calle 16 con carrera 5.ª, en el costado oriental del Parque Santander en el centro histórico de Bogota . Posee la colección de orfebrería prehispánica más grande del mundo con aproximadamente treinta y cuatro mil piezas de oro y tumbaga, cerca de veinticinco mil objetos en cerámica, piedra, concha, hueso y textiles. Expone piezas de diferentes culturas indígenas asentadas en la actual Colombia antes de la llegada de los europeos, entre las que destacan la Calima, los muiscas, la Nariño, la quimbaya, la sinú, la tayrona, la San Agustín, la Tierradentro, la Tolima, entre otras cosas. En 1940 se hizo la primera exposición en la sala de juntas del Banco; en 1947, se le asignó un salón para que pudiera ser apreciada por invitados especiales y, definitivamente, en el año 1959, el Museo abrió sus puertas para el público en general. La actual sede, un edificio propio para el Museo del Oro en Bogota, inaugurado en 1968, estuvo a cargo del arquitecto colombiano German Samper Gnecco, es la quinta sede que acoge la colección de metalurgia prehispánica iniciada a finales de los años 1930 por el Banco de la República. Este edificio obtuvo el Premio Nacional de Arquitectura en 1970. Destaca por su fachada con enchape en mármol mate, de arquitectura moderna, que representa una blanca caja que flota sobre un primer piso de vidrio. Es un museo el cual creo que tiene una simbología muy bonita pero también hace negación a lo que fueron las culturas antiguas hace mas visión de lo que fue su oro de lo que fue su cultura como tal negando un legado histórico como tal antes de la colonia o bien el saqueo por parte de los españoles hacia nuestra cultura.

Carlitos way

Al Pacino es quien da vida a Carlito Brigante que vuelve a las órdenes de Brian De Palma (Director) diez años después de la un tanto envejecida (‘Scarface’, 1983), podía dar vida a este puertorriqueño compasivo aunque furibundo, una leyenda de su barrio, antiguo narcotraficante que dio con sus huesos en la cárcel, de la que sale gracias a su abogado David Kleinfeld (Sean Penn, en una caracterización sorprendente y salvaje) mucho antes de lo previsto. Pero sale, según sus propias palabras, rehabilitado y listo para llevar una vida normal. Con Carlito Brigante incapaz de reconocer su antiguo barrio, paseando por él como un pistolero entrado en años, siempre en guardia ante los jóvenes desconocidos y protector con los que son familia o amigos. Por eso el dolor ante el repentino asesinato de su primo, que él intenta evitar con sus reflejos de narco curtido en mil batallas, es el dolor por su propia juventud perdida, por los años que no pasan en balde, y por el pasado irrecuperable, malgastado en tiroteos con codiciosos vendedores de droga capaces de vender a su madre por un buena mota.

Escape a Paraíso

El comienzo de la película es su final, y su conclusión es el arranque. Ya sabemos, desde el minuto uno, que Carlito Brigante sólo tiene un sueño, un anhelo: largarse de allí y no volver jamás. Irse a una isla a vender coches usados. Ese paraíso, esa utopía (que tampoco es tanto pedir), representa su objetivo, y corre hacia ese objetivo con todas sus fuerzas, desde que sale de los juzgados. El problema es que todos los que le rodean, supuestos amigos y supuestos socios, se lo pondrán tan increíblemente difícil que se verá forzado a regresar a sus antiguos hábitos nada más que para sobrevivir. La excepcional secuencia en la que le tienden una trampa a su primo, y en la que se ve obligado a matar de nuevo (un verdadero prodigio de montaje, de ingenio y de suspense) ya nos avisa de que por muy sencillo que pueda ser su sueño, no le va a resultar nada fácil esquivar la cárcel o la muerte y alcanzarlo. Es el precio a pagar.

 Mi opinión es que la película nos hace reflexionar sobre lo que verdad queremos en la vida mas allá de los errores que  hayamos cometido en el pasado pero que infortunadamente al protagonista de este le pasa cuenta de cobro, es una película que invita a la lealtad porque no hay que olvidar finalmente que David el abogado vende a Carlito con el fiscal del distrito para que le volvieran a encarcelar cosa que no estaba haciendo y al final cuando la mafia le persigue a David , Carlito le deja un recuerdo de lo que es esa palabra, lealtad dejandole sin balas para defenderse en el hospital. Inspiradora también en el sentido de que el hombre también lucha por su amor y trata de hacer lo imposible para hacer de la vida de ella y de su futuro hijo un paraíso.